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La revolución vegana ya ha empezado

Necesaria e imparable
Hay varias razones para abrazar el veganismo: desde mejorar nuestra salud hasta evitar el calentamiento del planeta y la catástrofe que ello supondría. Como dice un eslogan popular en las redes sociales, “por los animales, por nosotros, por el planeta”.
Es por esto que el veganismo, a menudo asociado únicamente con la comida, es mucho más que una dieta. Es cierto que, sea cual sea nuestra motivación para ser veganos, la comida ocupa un lugar prominente en nuestras vidas. ¿Qué le vamos a hacer? En un mundo donde la gran mayoría de personas aún comen cuerpos y secreciones de animales, lo que más llama la atención es nuestra abstención de comerlos. Es lo que genera más debate y más controversia, pero sabemos que en nuestra decisión hay mucho más.
Hay una visión del mundo diferente, valiente, que se atreve a desafiar costumbres aparentemente eternas. Hay una visión clara de lo que somos y de cómo debemos ser. Una visión revolucionaria de nuestra relación con el resto de la naturaleza.
Es una revolución puesto que implica un cambio radical en nuestras vidas, como sabe cualquier vegano. Además, la aplicación del veganismo tiene consecuencias que abarcan prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana, desde las tres comidas diarias hasta qué canción cantar o no cantar a tus hijos.
Esta perspectiva, en el fondo, no debería ser revolucionaria sino natural como la vida misma. Deberíamos observarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno. Sabemos que somos parte de la naturaleza, y que somos una especie del reino animal que ha evolucionado y se ha sofisticado. Sabemos también que no podemos desentendernos de nuestro origen y que si lo hacemos – como ya está pasando- nuestra supervivencia está en peligro.
Sin embargo no pretendemos un retorno al pasado (como los abogados de la dieta Paleo) sino recordar de donde venimos para superar la etapa actual y avanzar hacia el futuro. Si el veganismo es revolucionario es porque la humanidad está en bancarrota.
Soñamos con una humanidad en armonía con la naturaleza, con el resto de animales y consigo misma. Queremos deshacer nuestra arrogancia con el resto de seres vivos que nos rodean y convertir nuestras virtudes en una fuente de abundancia para todos. En vez de destruir, robar y matar, pretendemos aprender, ayudar y construir.
El veganismo es mucho, mucho más que una dieta. Es una manera de entender nuestro lugar en el mundo y en esto radica su fuerza.
Por primera vez, aparece en la historia humana un movimiento que aglutina motivaciones tan distintas como mejorar nuestra salud, física y mental, lograr una sociedad más justa, pacífica e igualitaria, poner fin a la crueldad y a la soberbia con la que tratamos a los otros animales, y salvar el medio ambiente.
La revolución vegana es una invitación a todos los demás movimientos progresistas que aspiran a un mundo mejor a a formar una gran alianza que luche por conseguirlo.
Difícilmente alguien podría haber ideado un paquete de beneficios tan tentador: mejora tu salud, reduce los riesgos de enfermedades y sufrimiento, libera tu mente; sé parte de una sociedad más pacífica y respetuosa, de un mundo más equilibrado y solidario, de una humanidad compasiva y justa; cuida el entorno en el que vives y salva el planeta de la catástrofe climática.
La revolución ya ha empezado.
En el ámbito de la salud personal, los productos de origen animal empiezan a seguir el mismo camino que el tabaco en su momento. Poco a poco, el mundo empieza a entender lo perjudicial que es. Pronto llegará el momento en el que la norma sea la dieta vegana y que quien no la siga, sea visto como aquel que decide fumar a su propio riesgo.
En el ámbito de la ética, al igual que el mundo ha superado los estigmas relacionados con las clases sociales, el género y la raza, también superará el especismo. Cierto, aún perduran muchas actitudes racistas y sexistas, pero la ley de los seres humanos garantiza la igualdad y la protección a todos por igual. También llegará el turno de los más débiles e indefensos, los animales que solemos esclavizar y utilizar.
En el ámbito de la ecología, el proceso es aún más rápido y visible. Al igual que en las últimas décadas el mundo ha pasado del desconocimiento casi total a una enorme conciencia de la importancia del medio ambiente y los problemas que el progreso económico y tecnológico ha generado, también estamos a un paso de comprender, a gran escala, que la solución a estos problemas pasa por la abolición de las industrias de productos animales.
La revolución vegana ha empezado y avanza por tres frentes diferentes. Es una revolución imparable como un fuego salvaje, alimentada por la verdad y la necesidad urgente de cambio, empujada por los vientos de la globalización y la pluralidad propiciadas por Internet.
La revolución vegana ya ha empezado: un nuevo mundo se está creando.